Enclavada en la mixteca poblana, nos dicen que Izúcar de Matamoros es considerada cuna del Ejército Mexicano. La gente es muy religiosa y con el cierre temporal de sus templos semidestruidos, han decidido rezar en las calles y las banquetas. Algunos comercios tienen boquetes o son pérdida total.
Otro punto cerrado y con daños muy visibles es el Centro Escolar “Presidente Lázaro Cárdenas”, que agrupa a alumnos de educación preescolar, básica, secundaria y hasta bachilleres. Según información del gobierno del estado, será demolido porque fue afectado en sus cimientos. Cincuenta años de un plantel gigantesco (abarca toda una manzana) arruinados en segundos.
Nos dicen que Axochiapa también sufrió varios daños. Esta zona es la mencionada como el epicentro del fuerte sismo que devastó a buena parte de Puebla, Morelos y la Ciudad de México. Nuevamente los más afectados son los templos del catolicismo, que permanecen cerrados por órdenes de la autoridad municipal; no hay acceso ni al atrio, ni a los jardines, así que las fotografías tienen que hacerse de lejos; incluso así hay que identificarse ante la Policía Municipal.
Lo que sorprende en Axochiapa es que la misma gente te dice que ahí no hubo grandes siniestros. De hecho, su grandísimo mercado cierra varias calles, atiborrado. La vida no se detiene.
Con la información de locatarios y marchantes, éstos nos indican que en realidad los más afectados son pueblitos como Contla, a 20 minutos de ahí, con derrumbes de casas por completo. Lo anterior se pudo constatar cuando llegamos al pequeño poblado cuyos daños son palpables desde la entrada, aunque curiosamente los pobladores piden que no se les envíe más comida o ropa y que mejor se destinen a otros lados más necesitados, ya que ellos son pocos y tienen ya mucha ayuda de sobra. No obstante, nos comentan que son cerca de 45 edificios afectados.
Habrá que decirlo con honestidad: Morelos se ve más desorganizado en cuanto al tema de las horas posteriores al sismo. En Puebla, ya desde Atlixco se canaliza la ayuda que va llegando para que llegue a las zonas afectadas. Aquí en Morelos los policías apenas revisaban algunas casas y en redes denunciaban que el Gobierno del Estado estaría apropiándose de las despensas para etiquetarlas como suyas.
En la carretera que va desde Axochiapa hasta Jojutla, se observan derrumbes y socavones… “Chingao, ya no pasamos a ver la Hacienda de Chinameca… Ni pedo”… Ya sabe, para la foto del Feis en el lugar donde mataron a Emiliano Zapata.
Llegamos a Jojutla. Sin duda –después de la Ciudad de México– la ciudad donde más se ha realizado la cobertura sobre los afectados del sismo del pasado lunes. Por aquí anduvo el presidente.
Son cientos de damnificados y edificios colapsados como el Palacio Municipal, además de graves daños a diversas estructuras. Se habla de alrededor de 150 inmuebles. Varios grupos de rescatistas y voluntarios ha llegado este lugar, pero la ayuda, por momentos, ha sido desorganizada por parte de las autoridades locales.
Por la noche pernoctamos en un hotel que a su vez también es centro de acopio. Cerca se escuchan sirenas de ambulancias y nos dicen que algo pasó: se cayó una casa o encontraron a una persona viva. A unas 5 cuadras abajo está la situación que no pasó a mayores: una bebé se estaba ahogando con su saliva, pero está bien. Afortunadamente está bien.
Ahí conocimos a Don Alberto Martínez García, cuya preocupación es que su casa (que no fue afectada por el sismo) corre el riesgo de ser derrumbada por otra casa enfrente de la suya, que sí colapsó y quedó en ruinas. Tuvo que desalojar a su familia y vive temporalmente con un vecino, pero está latente el riesgo de perder su patrimonio.
Por las calles se ven brigadas de mujeres repartiendo agua y comida. La solidaridad de la sociedad civil es impresionante, por encima de la mala organización del gobierno gandalla.
Pablo Jair Ortega