Una operación política de alto nivel que se realizó en el Congreso del Estado fue la reciente adición de la diputada Florencia Martínez Rivera a la bancada de Morena. El autor de la operación fue el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, presidente de la Junta de Coordinación Política.
Florencia llegó abanderada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), siendo parte de un grupo muy fuerte que está muy arraigado en el distrito de Acayucan: de lo poco sólido que existe –existía– del perredismo en la entidad.
(Existía, porque ahora se sabe que se debilitan con la salida de la diputada y la influencia y control que está tomando en la región el propio diputado Gómez Cazarín).
Ahora se sabe que las agresiones y las malas decisiones –podríamos decir, hasta falta de oficio político– por parte del dirigente estatal Jesús Alberto Velázquez Flores, hicieron que comenzaran agresiones políticas en contra de la legisladora. “Si hay alguien responsable de que el PRD literalmente esté desapareciendo en el Congreso, es él y su falta de liderazgo”, nos comentan desde el interior del partido.
Desde hace tiempo, la relación entre Florencia y Jesús Alberto ya se había fracturado, y desde el primer día cuando se instaló la actual legislatura ya había fuertes conflictos en los que no había vuelta atrás ni posibilidad de reconciliación.
Se recuerda, por ejemplo, el apoyo incondicional y en abierto que Velázquez Flores hizo al excandidato a la diputación plurinominal por ese partido, Sergio Cadena (otra fichita por el cual existen señalamientos en el pasado de violación y desvío de recursos municipales, por el que se mantuvo prófugo un tiempo). En una rueda de prensa, el dirigente respaldó al exalcalde catemaqueño y hasta se atrevió a sugerir que la legisladora no debía llegar a una curul.
Este tipo de situaciones llevaron a que la legisladora decidiera unirse a la bancada coordinada por el diputado Gonzalo Guízar Valladares, denominada “Del lado correcto de la historia” (donde se encontraba el diputado mariachi, hoy de pelada y exiliado por andarle jugando al “muevo-muertos-y-me-vale-porque-me-como-a-la-fiscal-en-tacos”).
Es decir, Florencia ya tenía todo el fuego amigo encima por parte de la dirigencia perredista encabezada por Velázquez Flores y es por eso que no aceptó sumarse a la bancada que el PRD propuso armar.
Se sabe que el fuego amigo continuó desde el PRD, pese a que la legisladora fue leal a los compromisos políticos como las votaciones en las que todavía se ayudó a sostener al exfiscal Winckler, sin que ella compartiera el criterio de defender al hoy prófugo.
La gota que derramó el vaso fueron las sesiones y juntas del comité estatal del PRD para tratar de expulsar a la diputada. Con esto, Florencia Martínez decidió salirse del partido, declararse diputada independiente, y ahora se sumándose al proyecto de MORENA.
Este rompimiento, comentan que causó mucho enojo al dirigente estatal Jesús Velázquez, así como a sus aliados políticos de Acayucan y la región, pues han tratado de desacreditarla de manera muy misógina y tacharla de una persona sin valores.
La verdad es que en el perredismo machista nunca lograron sumar y no es la primera mujer en la dirigencia estatal de Velázquez Flores que les renuncia al partido, precisamente por la falta de tacto y oficio del garapiñado dirigente.
A ver en qué termina este pleito, porque recordemos que la violencia política de género ya es sancionada. A ver si le quieren seguir apostando a las agresiones.
@pablojair